Alexia, desde niña, siempre ha querido pintar... y siempre ha querido a José Antonio. José Antonio, desde que era un chaval, ha sabido que sería médico... y soñaba con los ojos de Alexia. Cada uno de ellos ha seguido su camino y los dos van a conseguir lo que siempre quisieron ser. A lo largo de los años, en repetidas ocasiones, sus sendas se han cruzado. Las emociones y sensaciones que dominan la conexión que siempre se establece ellos, va más allá de toda lógica, sin embargo, las dudas, los miedos, la desconfianza, la falta de madurez, la inseguridad y también el orgullo trunca todas y cada una de las veces su incipiente relación. Se aman con desesperación, el uno sin el otro están vacíos e incompletos, pero ni dan su brazo a torcer, ni dejan de hacerse daño ni, por supuesto, se sinceran.
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